Leí hace poco una cita que, aunque no recuerdo textualmente, venía a decir que los grandes progresos de la humanidad han sido gracias a la estupidez, pues la inteligencia tiene la capacidad de adaptarse a cualquier situación. Tras 30 años donde una minoría cada vez más mayoritaria daba multitud de razonables y lógicos argumentos contra ese resquicio feudalista de la Edad Media que es la monarquía, los que tenían que tomar las riendas del problema hacían oídos sordos y se apoyaban en el recuerdo mediático y manipulado de la figura del rey Juan Carlos durante la famosa Transición que cada día se demuestra más que no fue tan transitiva como se nos pintó. Pero no contaban con la presencia de unos yernos, vividores como su suegro, que llevaban la picaresca española muy dentro y que harían tambalear este sistema de gobierno burbónico gracias a su atrevimiento, egoísmo y estupidez. Y tampoco contaban, claro está, que una de esas dulces niñas que se casó con un héroe nacional del deporte y paseaba su cara de tonta haciéndose la buena, llegara a ser imputada por disfrutar, sin saber nada, de una fortuna ilícita (aparte del dinero público que su padre le pasaba cada mes).
La monarquía parece tener los días contados. Una pena, la verdad, pues gracias a ella los Carnavales nos han regalado auténticas obras maestras de la burla, plagadas de ironía y doble sentido. Uno de los autores que más tiritos le ha lanzado a los Borbones, ha sido el gran Selu García Cossío y, para ilustrar el talento de este gran autor, os dejo este pasodoble de aquel tercer premio de 2012 que fueron las conocidas como Las Pepis de Cádiz. ¡Va por ti, Soberano!
¡Salud y República!
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