sábado, 12 de enero de 2013

ALEGRÍA, VALENTÍA Y LIBERTAD

Este domingo 13 de enero de 2013 arranca una nueva edición del actualmente algo desmejorado COAC, conocido comúnmente como el concurso del Falla. Digo desmejorado porque aunque haya más agrupaciones que nunca, la originalidad e ingenio brillan por su ausencia. Cantidad nunca fue sinónimo de calidad, y la comercialización extrema del concurso ha traído consigo una enorme masa de mediocres que se ajustan a las pautas establecidas y que buscan el aplauso fácil con letras demagógicas y extremadamente tristes. El Carnaval, realmente, consiste en todo lo contrario: en romper pautas, normas y en sacar la pizquita de gracia a cualquier situación, mientras con ironía y doble sentido se da un puñetazo fuerte en la cara del poderoso sin que este se dé ni cuenta. Por eso, antes de que empiece esta yoquesecuanta edición del Concurso, me gustaría transmitir con unas coplas, lo que PARA MI debería ser el Carnaval.

Primero hay que abandonar la tristeza y la recreación en la desgracia por muy injusta que ésta sea. Hay que volver a la ALEGRÍA. Varios grandes autores han escrito alegatos sobre este virus que está corrompiendo el Carnaval. Entre ellos encontramos a aquellos Mendas Lerendas de Jesús Bienvenido y sus recuerdos de niño:


Otro que se ha atrevido a lanzar unas cuantas indirectas (y directas) sobre este tema es Juan Carlos Aragón, que como siempre digo, puedes estar de acuerdo o no con él, te puede gustar o no, pero nadie puede negar que no se calla una y que encima lo sabe decir con elegancia. Recordemos primero aquel surrealista pasodoble de preliminares de Los Antesdeayesterday que no cobraba sentido hasta el final. Genial crítica a las tristes historias de desgracias estrambóticas que cualquiera sabe de dónde se sacan algunos autores.


Pasodoble que me recuerda muchísimo a uno que hace bastantes más años sacó el Yuyu con su primer premio Tampax Goyescas, donde criticaba a esas comparsas que cantan desgracias sin sentirla ni lo más mínimo.




Tampoco olvido este otro pasodoble de Las Noches de Bohemia (otra de JC) en el que deja bien claro que es mejor meterle gracia, arte, salero y alegría al Carnaval, porque para desgracia... ya cada uno tenemos la nuestra y el resto del año.


Y termino con el mejor alegato a la alegría que jamás se haya cantado sobre las tablas del Gran Teatro Falla. Y tenía que ser, como no, el gran Selu García Cossío y sus Enteraos que nos dejaron un regalito en la final reivindicando un estilo y una esencia frente a cualquier moda.


En segundo lugar, las plumas tienen que volver a ser empuñadas por verdaderos caballeros de honor sin miedo. Hay que volver a la VALENTÍA. Estoy más que harto de escuchar letras con las que no se puede estar en desacuerdo, letras sin opinión, sin fuerza, letras olvidables. Estoy harto de que no se lancen pasodobles de destrucción masiva contra toda forma de poder opresivo, ya sea éste ejercido por la izquierda o por la derecha, y todo, para no cabrear a ningún alcalde (que al fin y al cabo es un posible cliente que paga para que cantes en su pueblo). Una de las cosas que me enamoró del Carnaval fue la rebeldía que hoy en día brilla por su ausencia. Y bien lo expresó esta chirigota con música del Nolly que iban de cangrejitos de la caleta: Los que van como Cádiz


Y aunque me tachen de juancarlista, también Los Parias supieron expresar fielmente este concepto del que os hablo. Es necesario que vuelva el compromiso de los autores, y más en estos tiempos de guerra.




Y en tercer y último lugar, hay que volver a la esencia del Carnaval de Cádiz, que es la LIBERTAD. Pero no me refiero a la libertad en el contenido, eso lo dejo para la valentía, pues la libertad la poseemos todos para escribir y decir lo que queramos (otra cosa es que el miedo nos impida hacerlo). Aquí me refiero a la libertad en la forma, es decir, a no cuadricular el Carnaval en un repertorio limitado de Presentación, Pasodoble, Cuplés y Popurrí. Además, pasodobles con temas establecidos: uno de presentación, otro a Cádiz, otro criticando al gobierno... Las pautas son para los mediocres que no saben qué hacer. Hay que boicotear las normas que no hacen más que encerrar el ingenio, no son más que una forma de intentar controlar la incontrolable expresión que supone el Carnaval. De esta cuadriculización ya nos hablaron aquellos famosos Borrachos del Selu y el Yuyu con este grandísimo e inteligente pasodoble.


Aunque sin duda, el mayor daño que ha hecho esta normalización del Carnaval (en parte justificada por y para el concurso) es al cuarteto. Si ya es difícil de por sí crear un repertorio y representarlo, imagínense si encima te obligan a que ese repertorio tenga una forma y duración concretas. Y de esto se dio cuenta el genial Libi, que no dudó en ganarse la descalificación con un sublime discurso sobre las tablas del Gran Teatro Falla, donde con gracia criticaba al acoso cruel de la prensa que divulgaba las normas absolutas que desde la organización del concurso se predican.


Nada más que alegar. A ver que pelotazos y cajonazos nos depara este 2013. Ánimo y confianza compañeros.

1 comentario: